Estos cupones, similares a los de correos, pero en color rojo y blanco y con un león impreso tenías que engancharlos a una libreta y había cupones de 1 punto, 5 puntos y 10 puntos.

Las libretas las facilitaban los mismos establecimientos que repartían los cupones.

Estas tenían 32 páginas, y en cada página había espacio para 20 cupones, pero si tenías de 5 y 10 esto reducía la cantidad de cupones, en total 640 cupones de los de 1 punto y el valor aprox. era de unas 18 Pesetas.

Toda una locura algebraica para muchos hogares donde leer y escribir ya era todo un reto.

La empresa organizadora, Compañía Española de Propaganda Comercial, S.A., llegó a disponer de dos locales en Barcelona, el primero y principal en Muntaner, 13 y el segundo a poca distancia en Sepunveda 156.

En realidad, se trataba de un invento importado de otros países, pero el éxito fue único y rotundo, desde sus inicios en 1956.

Las libretas una vez completadas las tenías que llevar a una de estas sedes/almacén donde podías cajearlas por sartenes, ollas, platos, cubiertos y un largo etc. de objetos para el hogar además de algunos objetos para regalo.

Las mercancías se apilaban en una malgama de pasillos y al final del intercambio una Sra., sellaba y rompía las libretas, por cierto, si había alguna libreta sin completar se podía abonar la diferencia.

El éxito fue total y absoluto en un país que empezaba a emerger de una durísima posguerra, pero con los años y según fue mejorando la situación económica el invento fue decayendo y en 1981 la empresa cesó la actividad.