Entre el Carrers Anglesola, Numancia y Diagonal, se inauguró en 1953 la Sala Bikini partiendo del proyecto arquitectónico de Julio Chinchilla.
El conjunto resultaba muy singular ya que se pretendía dar una ambientación muy americanizada y disponía sin duda de muchos reclamos, como por ejemplo el minigolf que desde el inicio gozó de gran éxito, un pequeño lago, una bolera o dos salas con música todo amenizado por una orquesta ya que no fue hasta pasados uno años que se empezó a oír la música en disco.
En el año 1990 se procede al cierre para realizar una profunda renovación, se derriba el edificio y se procede a construir una estructura triangular, con oficinas y multitud de comercios en los bajos denominándose al conjunto L’illa, pasando la discoteca a ocupar los bajos cerca de una de sus esquinas y se reinaugura en el año 1996.
La nueva Sala Bikini, sigue manteniendo las dos pistas y ahora tiene un aire mucho más actualizado, simultaneando actuaciones en directo con la discoteca, pero ha perdido alicientes como el minigolf o la bolera y si bien se trata de la sala con más historia de la ciudad ya no es la sala donde se celebran grandes acontecimientos, como la presentación en sociedad el Seat 600 o las tardes de meriendas benéficas convocadas por Doña Carmen Polo de Franco o donde acudía a bailar el entonces príncipe Juan Carlos con su novia Sofía o donde hacían aquellos bocadillos, los “croque-monsieurs” que servían en su restaurant y que aquí acabaron llamándose como el local “Bikini”