Entre el mar y los terrenos donde en 1329 se edificaría Santa María del Mar, se encontraba la calle que concentraba la mayoría de fabricantes de calzado, era el Carrer de la Sabatería Vella i dels Sabaters, pero empezaron a trasladarse a esta calle, varios espaderos, que debido al ruido que hacían y las molestias que ocasionaban eran desterrados de los alrededores del Palacio Real.

Tanto en las memorias del gremio de 1390 como en las ordenanzas de 1413, aparece esta calle como punto de referencia de este prestigioso “Gremio de espaderos”, al punto que la calle cambia de nombre y pasa a denominarse Carrer de l’espaseria, nombre por la que se le sigue conociendo.

Paralelamente y en la parte baja del Carrer de l’Argenteria se implantan negocios de ventas de armas tocando ya con Santa María.

La potencia e importancia del gremio era indiscutible y la calidad de sus productos, tanto en armas de defensa como de ataque habían generado encargos de todos los rincones de Europa como de Venecia, Francia, Flandes o los diferentes reinados de España, abasteciendo a todos sus ejércitos.

Poco a poco con la implantación en 1500 de las armas de fuego, su industria fue apagándose lentamente y decretos como los de Felipe V en los que se prohibía de tenencia y utilización de armas hicieron que la calle fuese cambiando su configuración industrial y artesanal por viviendas.

Al tratarse de una calle cercana a la zona portuaria y tocando las afueras de la ciudad, durante años fue una calle de pisos asequibles, fue el caso de la familia Gaudí que en 1868 y después de vender los terrenos en Reus para que sus hijos pudieran estudiar se trasladaron a Barcelona, primero a la Plaça Montcada pero al poco tiempo al número 10 de esta calle.

Gaudí que en aquella época rondaba los 16 años, vivió muy de cerca todo el entramado de este barrio frecuentado bares y tertulias, siendo un gran admirador y estudioso de toda la obra de Santa María del Mar que hay quien no duda en asegurar que influyo en el desarrollo de toda su carrera como arquitecto.