Detalles de la ruta
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Descripción
Eusebi Güell compró en 1899 la finca de Can Muntaner de Dalt con la finalidad de crear una inmensa urbanización de casas para lo cual contrató a Antoni Gaudí.
El proyecto por diferentes razones entre las que cabe destacar la falta de demanda, quedó totalmente paralizado, dos casas de muestra y la reurbanización de gran parte de la montaña, fueron los únicos elementos del proyecto construidos.
Una de las casas, la diseñada por el gran amigo de Gaudí, Francesc Berenguer, la compró Gaudí en 1906 y allí se trasladan el padre de Gaudí que fallece al año y la sobrina que también fallece en 1912, con lo cual Gaudí se queda solo en la casa, donde sigue viviendo hasta 1925 que opta por trasladarse a la Sagrada Familia.
Cuando fallece Gaudí, la casa pasa a manos de la Junta de la Sagrada Familia que la vende a Chiappo Arietti y la Asociación de amigos de Gaudí la compra a sus herederos, pasando a formar parte del conjunto “Parc Güell”.
Resulta curioso el reportaje que realiza la Vanguardia el 4 enero del 2013 sobre Montserrat Rius, que había fallecido unos días antes.
Montserrat, pertenecía a la orden de las Carmelitas de Horta, que de alguna forma después del fallecimiento de la sobrina del arquitecto, se hicieron cargo de sus cuidados.
Montserrat explicaba como al llegar a la casa tenía que gritar “ave María purísima” a lo que el arquitecto desde el piso de arriba donde se encontraba su habitación respondía “sin pecado concebido”, al cabo de un rato bajaba hacía un pequeño saludo, hacía algún comentario, como “sobre todo, barran las terrazas” (que solía ser el más repetido) y decía, bien hemanas pues hasta otro día, si Dios quiere y marchaba sin más.
En la casa no había ni alcohol, ni café, ni té, ni elementos de cocina, ni calefacción, ni agua caliente y eso que Gaudí se duchaba a diario.
Solía comer y cenar en la Sagrada Familia, si bien no era un gran aficionado a la cocina y era casi crudi-vegano, solo tenía dos trajes, aunque siempre iba impecable y dormía sobre un gran saco de paja, saco que un día las monjas se lo cambiaron por un colchón, pero al día siguiente él lo había vuelto a poner, sin hacer comentario alguno.
Era extremadamente religioso y en su habitación solo había una gran cruz en la pared y un reclinatorio.
La casa pasó con los años a ser el Museo Gaudí y Montserrat que llegó a declarar en el proceso de beatificación de Gaudí, siempre mostró su admiración por él y su deseo de encontrarse con Gaudí en el cielo,….. allí deben de estar.