Crema catalana

En el siglo XVIII un obispo hacía una vistita a un convento catalán donde las monjas decidieron hacerle como postre un contundente flan; pero les quedó muy líquido.

Decidieron rectificarlo y como punto final ponerle azúcar quemado; al llegarle a la mesa al obispo y ponerse la cuchara en la boca; exclamó; “crema” (quema).

El postre que tiene similitudes con otras recetas como la créme brullée; ha pasado a convertirse en una receta internacional.