Detalles de la ruta
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Descripción
Dolors Bonella, conocida popularmente como la “monyos” nació en 1851, en el seno de una familia de clase media del actual barri de la Bordeta en Sants.
Pero siendo muy joven la familia quiso casarla con un hombre muy mayor y adinerado, a lo que ella no acepto y optó por marchar de casar, trasladándose al barrio del Raval.
Para poder sobrevivir trabajó como costurera y modistilla, pero acabó entrando a trabajar en una casa de unos condes del Passeig de Gracia con Gran Vía.
Dolors y el «hereu» (heredero) se enamoraron apasionadamente y tuvieron una hija, esto fue un gran escándalo familiar, no solo se opusieron a la relación, sino que Dolors fué despedida junto con su hija, él marchó a París donde al poco tiempo murió.
Dolors se hizo cargo de la niña con gran esfuerzo y sin ningún tipo de ayuda, pero un día fatídico la niña que se encontraba jugando en la calle fue atropellada por un carro y falleció.
Dolors enloqueció y acabó transformándose poco a poco en el personaje que se hizo famoso en toda la ciudad y que acabó dando pie, a libros, obras de teatro, canciones y a una línea de autobús que hacía el recorrido que cada día hacía Dolors, la “monyos”, apodo que rápidamente le pusieron por los grandes moños que lucía.
La “monyos” que vivía en el desaparecido Carrer Cadena (su nombre venía de que la calle había estado cerrada durante muchos años por una cadena), se dirigía cada mañana a la misma fuente del Raval donde se aseaba metiendo su cabeza bajo el grifo, después de secarse y arreglar su estrambótica camisa estampada y su apedazado faldón, sacaba una cajita de pinturas y procedía a maquillarse y a peinar su ajetreado moño, luego se dirigía por el Carrer Hospital a las ramblas donde pasaba gran parte de su tiempo subiendo y bajando, hablando con la gente, que le saludaba la piropeaba y le regalaba flores, fue sin duda uno de los personajes más carismáticos de la ciudad.
Dolors Bonella, la “monyos” falleció en el hospital del mar en 1940 a los 89 años, hospital a la que fue trasladada desde la “casa de la caritat” donde pasó sus últimos días.
Muchos mantienen que un día se había topado con los Condes a la salida del Liceo y les reprochó la situación que habían generado, y que a los pocos días la niña fue atropellada por el carro que esta familia había contratado y que por este motivo la Dolors había tenido un entierro del todo espectacular y que nadie sabía quién había pagado.
Su calle fue derruida para la construcción de la Rambla del Raval, pero de algún modo Dolors forma parte de la historia entrañable de esta ciudad y del lenguaje de los barceloneses que ha hecho suyo el dicho de “Ets més popular que la Monyos”.