Església de la Mare de Déu de Gràcia

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Detalles de la ruta

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Descripción

Si el cielo se comprase con las aportaciones realizadas a la iglesia los Dalmau tendrán una parcela muy, muy grande.

De hecho, los Dalmau, ricos muy ricos, sobre todo por la herencias recibidas, eran extremadamente devotos al punto que llegaron a renunciar al matrimonio para poder hacer votos de castidad, evidentemente después de haber tenido sus 7 hijos, llegando incluso al extremo de que Josep Dalmau, presionase sin éxito a su esposa Lucrecia para que ingresase en una orden religiosa.

Los Dalmau vivían en el Carrer del Carme, justo al lado de la iglesia de Sant Josep, iglesia en la cual se casan y donde al poco tiempo empiezan hacer cuantiosas aportaciones económicas para la mejora de su infraestructura y para canalizaciones de agua.

Recordar que esta iglesia perteneciente a la orden de los carmelitas descalzos, desde 1589, fue incendiada y saqueada en 1835 y su espacio fue ocupado por el actual mercado de Sant Josep, denominado de la “Boquería” que desde hacía años ya ocupaba de forma puntual parte de sus jardines.

Pero a los Dalmau no les bastó con las importantes aportaciones que habían realizado a esta iglesia y proponen en 1625 la construcción de un nuevo convento en unos terrenos prácticamente desérticos que ya poseían los Carmelitas en lo que hoy es la Plaça Lesseps (nombre del impulsor del canal de Suez).

El matrimonio se comprometió con una serie de gastos de la construcción como altares, rejas, ornamentaciones y sacristía, por su parte la orden accedía a realizar una serie de misas en su honor y a destinar la sepultura familiar en el altar mayor, pero lo cierto es que los Dalmau acabaron pagando la mayor parte de todas las obras, por lo que tuvieron una participación muy activa en la contratación de los profesionales que intervinieron e incluso en el nombre del recinto que lo “bautizaron” con el de “nostra senyora de Gràcia” que además acabó dando nombre a la población cercana al convento, Gràcia.

En su construcción participaron los principales artesanos de la época como el carpintero Josep Saiós, o los maestros de obras Josep Ferrer y Magí Miró, si bien el inmenso recinto sufrió diferentes ampliaciones a través de los años.

El convento no estuvo exento de desgracias, como dos epidemias de peste que se llevaron por delante a la mayoría de frailes, varios incendios o los efectos de la guerra de la independencia y en 1835 como consecuencia la le ley de desamortización pasa a manos del gobierno que lo vende a particulares, teniendo que trasladar a los frailes a diferentes conventos.

Se reurbaniza toda la zona y solo queda en pie lo que hoy podemos ver, la iglesia, que a pesar de la multitud de reformas que ha sufrido sigue conservando las líneas simples y humildes que impulsaba la orden en todas sus construcciones.

El nombre de Josep es una constante en esta iglesia, tanto por su gran mecenas Josep Dalmau, como por los constructores o simplemente por la vinculación de la orden de los carmelitas que son los grandes difusores del culto a San José, por lo que en realidad se le conoce como la iglesia de “los Josepets de Gràcia”.

En la iglesia se encuentran enterrados personajes tan famosos como Jorge de Darmstadt (príncipe alemán) o Rafel d’Amat, más conocido como Baró de Maldà, también se encuentran enterrados el matrimonio Dalmau y sus 7 hijos que fueron los primeros en ocupar el sepulcro al poco de ser acabado ya que ninguno de ellos llegó a superar los 5 años de edad.