Detalles de la ruta
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Descripción
La familia Calvet, empresarios Textiles procedentes de Vilassar de Dalt, encargaron a Gaudí un edificio de viviendas, con almacén en los bajos, en la Carrer Casp, 48.
Gaudí acomete, por diferentes razones un proyecto extremadamente conservador, para los valores que acostumbraba a trabajar, pero que finalmente no deja de ser una gran obra de arte arquitectónica que recibe diferentes premios y es catalogada como “bien cultural de interés nacional”
Columnas, estatuas, forjas y los interiores con mobiliario y marquetería trabajados por los grandes especialistas de la época, hacen de este edificio merecedor de encontrarse en todas las rutas modernistas de la ciudad, a pesar de no poder ser visitado en su interior.
Crónica
Los Calvet encargan a Gaudí un edificio de bajos y 4 plantas de viviendas, siendo la primera planta para residencia familiar.
Su fama de algodoneros había sido forjada por Pere Martìr Calvet y ahora sus dos hijos y viuda se trasladaban a Barcelona.
Para Gaudí, a pesar de contar ya con 47 años significaba su primer edificio familiar de la ciudad y esta circunstancia y el hecho de encontrarse los terrenos entre dos edificios ya construidos, además de tratarse de una zona nueva de la ciudad, pero muy “clásica”, lo llevó a desarrollar una obra muy convencional para lo que después desarrolló en otros proyectos.
No obstante, no deja de ser un edificio totalmente Gaudiniano, hecho en piedra de Montjuïc, con barandillas en hierro de forja en forma de setas ya que el propietario era muy aficionado a este manjar, columnas de estilo Salomónico representado bobinas de hilo en alusión al negocio de los Calvet, tribuna también en piedra y cristaleras para el piso “principal” y que aporta la primera letra del apellido del propietario, símbolos religiosos con cruces o peces, o bustos en la parte alta de la fachada de San Pedro, también en honor al propietario o a los patronos de la población de Vilassar de Dalt, y por todo ello vale la pena dedicar unos minutos a observar esta fachada.
En el terrado e interiores los remató con elementos de jardinería barroca y encargó a los mejores ebanistas la realización de los muebles, también en un depurado estilo modernista. Encontrándose Gaudí inmerso en pleno proceso naturista, se dice que en este edificio cogió un trozo de barro que estampó contra el centro de una puerta, lo chafó con la palma de la mano, la giró y con el dedo hizo un agujero, diciendo a sus operarios que este elemento lo quería en latón y que tenía de ser las mirillas de las puertas, posteriormente hizo una cosa similar con otro trozo de barro que agarró con la mano dándole la forma y diciéndoles, como tenía que ser los tiradores de las puertas.