La Dama del paraguas

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Detalles de la ruta

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Descripción

El edificio principal de la gran exposición de 1888 que se celebró donde hoy está el Parc de la Ciutadella, fue el dedicado a la Industria y fue diseñado por el gran arquitecto Josep Fontserè.

El edificio se pretendía coronar con algún artilugio representativo del mundo industrial, pero lo cierto es que la premura de tiempo no permitió otra cosa que colocar una “Dama con un paraguas por el que caía agua”.

Como es típico en esta ciudad, la estatua (realizada mucho antes que la exposición) recibió todo tipo de críticas por parte de la población, pero cuando finalizó la exposción se procedió a salvarla y guardarla en dependencias municipales, donde sigue ya que la estatua que hoy podemos ver, es una reproducción.

El Zoo de Barcelona se inauguró en el día de la Mercè de 1892, como consecuencia del donación del banquero Lluís Martí-Codolar que regaló a la ciudad su extensa colección de animales y que tenía en su residencia de Horta.

En un primer momento se aprovecharon estructuras de la pasada exposición y el tiempo se realizaron las mejoras necesarias y fue en 1956 cuando se optó por aprovechar la estatua y trasladarla al recinto colocándose sobre una fuente que guarda ciertos parecidos con la que está situada en Pla de Palau.

Es cierto que ha tenido diferentes ubicaciones y que durante muchos años era perfectamente visible sin tener que pagar la entrada para verla.

A quien representa la estatua es un misterio, aunque se supone que fue Josepa Alimbau i Roig quien poso para el artista, que era su tío, Juan Roig i Solé, ambos de Reus, ciudad donde además se realizó la obra.

Durante el inacabable mandato en el ayuntamiento de José María Porcioles, se optó por promocionar la ciudad internacionalmente para atraer turistas y se utilizó a la “Dama del paraguas” en folletos, fotos, cartelería y souvenirs, como signo representativo de la ciudad, incluso se creó un concurso cinematográfico en el que al ganador se le obsequiaba con una estatua de esta Dama, sin duda los Barceloneses de la época debería sufrir un verdadero hartazgo de la Dama.

Pero pasado un tiempo y después de la “movida” alguna mente pensante del Ajuntament llegó a la conclusión que promocionar la ciudad con una “figura sobre la que cae lluvia” no era una buena idea y se optó por utilizar otro tipo de símbolos.

Lo curioso es que como ya señaló en su momento el autor, la dama no lleva un paraguas, lleva una sombrilla de estilo Hindú y por consiguiente tirarle agua por encima no tiene mucho sentido.