Detalles de la ruta
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Descripción
En 1947 Rosario Seguismón viuda de Pedro Milá vende a Pedro Balañá la plaza de toros monumental por 15 millones de pesetas, importe desorbitante para la época.
Y es que a Pedro Milá casado con la heredera y millonaria Rosario Seguismón (abuelos de los televisivos Mercedes Milá y su hermano Lorenzo Milá) propietarios de la Pedrera, era aficionado a las aventuras empresariales ruinosas y a los toros, motivo por el cual en 1911 varios empresarios relacionados con la tauromaquia convencieron a Milá para construir una plaza en unos terrenos que este tenía en una zona deshabitada y lejana del centro de la ciudad
El encargo recayó sobre el arquitecto Joaquim Raspall que construyó una pequeña y esplendida plaza de toros que se llamó «Sport» y que curiosamente funcionó empresarialmente al punto que hizo la competencia al resto de plazas de la ciudad y que dos años después de su construcción en 1916 requirió un ampliación obra en esta ocasión de los arquitectos Ignasi Masi i Morell y Domènec Sugranyes y que pasó a denominarse Monumental.
Estos arquitectos optaron por dar un aire modernista a la anterior plaza que era noucentista y añadieron infinidad de detalles de estilo mudéjar, muy utilizado en la época y de estilo bizantino quedando un conjunto sin duda espectacular.
El tema es que fallecido Pedro Milá, a Dña. Rosario le interesaba bien poco el tema taurino y ante la falta de liquidez procedió a vender la plaza al empresario taurino Pedro Balañá que paso a ser propietario por primera vez de una plaza de toros, posteriormente compraría casi todas las plazas ubicadas en España, como la de Zaragoza, Las Ventas en Madrid, Palma de Mallorca y un largo etc.
Pedro Balañá, era un empresario hecho a si mismo, nacido en Sants en 1883, que pronto empezó a trabajar junto a su padre en un obrador del Carrer Deú i Mata para convertirse después en importador de vacas Holandesas lo que al final lo llevó al mundo taurino.
Balañá con el tiempo fue incorporando a sus hijos al negocio y ampliando el ámbito de actuación con otros negocios como los cines.
La afición al mundo taurino fue decayendo y la monumental se quedó como la única plaza de la ciudad por lo que tenía que compartir los toros con conciertos, circos o diferentes espectáculos para conseguir un mínimo de rentabilidad y en ella actuaron conjuntos como los Beatles, Yes o Bob Marley.
La ley de protección de animales y las diferentes disposiciones provocaron el cierre definitivo de la plaza en el año 2011 no sin antes asistir a confrontaciones semanales durante años entre animalistas y taurinos a la puerta de la plaza.
Mientras, la empresa Balaña reclamó 10 millones de euros si bien una sentencia judicial situó el limite indemnizatorio en 330.000 €