Detalles de la ruta
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Descripción
La prostitución Barcelonesa se encontraba inmersa en la más absoluta de las miserias, cuando aparecieron en el puerto de Barcelona las tripulaciones de los barcos Americanos de la Sexta Flota.
Eran los años 50 y la realidad es que la prostitución no había levantado cabeza desde la finalización de la Guerra y estos marines hicieron cambiar la suerte de esta profesión.
En realidad Barcelona, al igual que muchas ciudades portuarias siempre había gozado de gran fama en el “mundo” de la noche, tanto por sus profesionales como por sus burdeles, tal es el caso de la Criolla, el Chalet del Moro o del más famoso entre los años 1915 y 1920, el de Madame «Le Petit».
Hay comunicados de la “Sección Especial de Higiene” del año 1889 que ya hacen referencia este burdel comentando la prohibición de unas rejas que habían en las ventanas.
Situado en la Calle Arc del Teatre nº 6, donde hoy hay un “solitario” solar concurrido por las noches por ratas, existía un impresionante edificio de sobrias formas en la fachada y grandes lujos en su interior, con pianista incluido, cristaleras, algunas conservadas actualmente en el museo de historia de la ciudad, grandes habitaciones con aseos y espejos tanto en paredes como en techos además toda clase de lujos.
Entre sus distinguidos clientes se encontraban todo tipo de público desde clases trabajadoras a afamados artistas, políticos y turistas del sexo ya que su fama traspasaba fronteras, unos se tenían que sentar en una sala de sillas y mesas y los otros en amplias salas llenas de sofás y cortinas traídas de Damasco dependiendo de la condición social y el desembolso económico.
Pero este burdel además incorporó normas de higienes y seguridad nunca utilizadas hasta la fecha por lo que marcó un antes y un después en el mundo de la prostitución.
El inicio de la guerra significó un lento final para el burdel y poco a poco fue deteriorándose y la mugre fue apoderándose del local y las prostitutas perdiendo sus encantos, dando paso a ridículas vestimentas, orondas formas, grandes peinetas y maquillajes salidos de tono, nada que ver con lo que había sido el local ni con sus lujos que incluían en el pasado servicios de personas de diferentes razas, sala de proyecciones de películas x, salas para orgías, sala con ataúdes y velas, una sala con una gran cama redonda llamada la “especial”, grandes bandejas con todo tipo de drogas o de homosexuales y transformistas afamados o incluso un servicio de animales.