Detalles de la ruta
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Descripción
El botero Francesc Bonjoch compró los restos de un barco incendiado en una refriega en la lucha por el control del comercio marítimo.
Francesc además del comercio de botas era propietario de una “puda” en el muelle de la Riba. Una “puda” no era otra cosa que un antro en forma de bar frecuentado por marineros y semi-esclavos y sobre la puerta del mismo coló el mascarón de proa de dicho barco que era una figura humana en madera ennegrecida, que los marineros pronto bautizaron con el nombre de “El Negre de la Riba”.
Pronto cobro fama esta figura y un reguero de visitantes desfilaban los festivos por el muelle para ver la figura y también aparecieron obras literarias que hacían mención de la misma como en el libro La Africana de Pitarra.
Los habitantes de la Barceloneta también lo rebautizaron con el nombre del “Papu” y es que el Papu era un terrorífico y endiablado monstruo que se llevaba a los niños que se portaban mal por lo que fue el terror de muchas generaciones del barrio.
El muelle de la Riba sufrió una profunda reforma pasándose a denominar muelle de “La Barceloneta” y tanto la “Puda” como “El Negre de la Riba” como la estatua de Neptuno (que merece capítulo aparte) desaparecieron del lugar.
“El Negre” fue trasladado aL almacén de vinos que tenía Francesc cerca de la desparecida plaza de toros del “El Torin” aunque posteriormente pasó adornar la puerta de la botería que tenía en el paseo que dirigía al cementerio de Poble Nou.
Un tiempo después volvió a trasladarlo a otro almacén del barrio de Sant Martí y posteriormente a otra botería del Carrer Castillejos, 8.
Con el fallecimiento de Bonjoch y sus descendiente, la figura pasó a manos de la familia Payrols que lo llevaron de nuevo al paseo del Cementerio, pero al poco tiempo la figura fue comprada por Josep Moragas, propietario de un taller mecánico que trasladó la estatua a su casa del Carmel, para decorar la fachada con el epígrafe al pie de la misma de “este es el verdadero y famoso «Negre de la Riba”.
Tanto las excursiones que realizaban los Barceloneses a la puerta de su casa para ver la figura como las constantes protestas por parte de los habitantes de la Barceloneta, hicieron que se llevase de nuevo la estatua a su taller del actual Passatje del General Bassols, 13.
En 1934 los herederos de Moragas hicieron entrega de «El Negre” al Museo Maritim de la ciudad donde permanece expuesto y donde descubrieron que ni era negro ni era africano y que en realidad se trataba de un Iroqués, es decir un indio Americano.
Esta claro que los de la Barceloneta siguieron reclamando su estatua por lo que los artistas David Castillo y Oscar Pérez de este barrio procedieron a realizar una copia que luce expuesta en el callejón sin salida de Andrea Dória, donde se encontraba una antigua lavandería y donde se encuentra la parte trasera de la iglesia de Sant Miquel y los vecinos contentos y orgullosos de su estatua.