Sin duda Franklin inventó el pararrayos, pero un siglo después en 1860 Josep Torrente y Sebastià Sellares abre un negocio de cerrajería, forja y pararrayos en pleno centro de la ciudad.
Era el mismo año en que Cerdá inició las obras del Ensanche Barcelonés y la actividad constructora disparó todas las expectativas.
Unos años después en 1892 Josep Torrente se queda con todo el negocio y desarrolla en solitario la actividad de pararrayos.
Revoluciones industriales, guerras, posguerras, cambios tecnológicos, crisis….esta empresa a pasado por todo tipo de circunstancias y hoy sigue su actividad después de varias generaciones.
Una estructura pequeña un alto grado especialización e investigación constante han llevado a esta empresa a ser una de las punteras en toda España.
Sus locales están en el mismo sitio en los que se fundó la empresa y su tienda no ha cambiado en todos estos años, por consiguiente quien quiera ver el negocio más antiguo de la ciudad puede dirigirte a Empresa Torrente.