Una excursión a los restos de un castillo

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Detalles de la ruta

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Descripción

Bien haciendo un poco de escalada desde el Carrer dels Ferrocarrils Catalans o bién desde un camino que bordea la parte superior del cementerio de Montjuïc podemos acceder a las ruinas del antiguo castillo del Port.
En un pequeño montículo veremos una placa que indica el punto exacto donde el noble Mir Geribert poseía una pequeña fortaleza que utilizó como segunda residencia y los primeros documentos oficiales que hacen mención al castillo son del 1020 cuando las esposa de Mir recibe en testamento el castillo.
Años después lo compró Ramón Berenguer II y Ramón Berenguer III y pasó a cumplir una doble función, por un lado fue residencia temporal y por otro sirvió de defensa de la ciudad ya que su posición permitía un control visual muy amplio, años después el Consell de Cent decidió potenciar la torre del Farell situada donde posteriormente se construiría el Castell del Montjuïc aunque este a diferencia del anterior miraba más hacia la ciudad ya que su principal función era la de controlar la población barcelonesa.
El castillo del Port empezó a mostrar señales de ruina en 1460 pero sin duda dejó una importante herencia ya que dió pie a la construcción de la iglesia románica de Santa María i Sant Bartomeu y a multitud de masías que aprovechando la fertilidad de la tierra, las marisma y la protección del catillo acabaron formando un importante núcleo de población.
Además de poder observar un gran paisaje desde este punto a pocos metros podremos también ver la antigua cantera Moragas que a principios del siglo XX pasó a ser el Fossar de la Pedrera, fosa común durante la Guerra Civil y de inhumación de los más de 1.700 fusilados en el Camp de la Bota, víctimas del franquismo, en las columnas de entrada están registrados sus nombres.