Una ruina

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Detalles de la ruta

  • Ubicación: Carrer de Roger de LLúria, 51

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Descripción

Es probable que ni el Sr.Gregori que regentaba el Bar situado en los bajos del edificio que dan al Carrer Consell de Cent y que bautizó con el nombre de su esposa Magda, ni la mayoría de inquilinos fueran conscientes de que vivían en el edificio que marcó las pautas de construcción de todo el conjunto del Eixample Barcelones.

Efectivamente en el año 1863 Josep Cerdà i Soler, nada que ver con Ildefons Cerdà ideólogo de la ampliación de la ciudad, mandó construir a Antonio Valls cuatro edificios similares en las cuatro esquinas de este cruce de calles, cruce que en aquel momento no era más que un descampado.

Como el caso es que a los Barceloneses no les apetecía vivir en un lugar tan lejano e inhóspito, este promotor optó por plantar una fuente en la mitad del cruce y dotar la zona con un bar, con billares, alumbrado público, torres de agua para el abastecimiento en los domicilios, capilla y colegio además de adoquinar la zona para que los día de lluvia el barrizal no afectara a los inquilinos.

Cabe recordar que según parece el termino que utilizan en algunos pueblos en Catalunya de “Can Fanga” para denominar la ciudad de Barcelona, viene de esta época donde las calles no tenían asfalto y cuando llovían cuatro gotas todo era un gran barrizal y donde la mujeres con sus largos vestidos y los distinguidos señores no podían casi ni caminar.

De cualquier forma el conjunto resulto del total agrado de Ildefons Cerdá que utilizó estos edificios como modelo.

A pesar de la gran belleza del conjunto arquitectónico, Nuñez y Navarro no dudó en derribar en 1960 el edificio de Roger de Lluría, 58 y el edifico de enfrente sufrió una gran mutilación y cambio en su fachada.

Unos años antes los edificios estuvieron a punto de ser derruidos pero la confusión de nombre de Cerdà llevó a pensar los promotores que mejor dejar las cosas como estaban ya que creían que los edificios eran obra de Ildefons.

En la actualidad el edificio que fue adquirido por un hotel y completamente restaurado nos permite contemplar los esplendidos grafismos de la facha y seguro que si lo viese su promotor Josep Cerdà se sentiría orgulloso, otra cosa es lo que pensaría su enamora esposa que puso a disposición de su marido toda la fortuna de su familia para este proyecto y que los llevó a la ruina total.